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martes, 19 de julio de 2016

El kefir y sus propiedades curativas

Resultado de imagen de kefir se puede congelar todos los tipos de kefir


El kefir y sus propiedades curativas

El Kéfir es una estructura polisacárida donde conviven en simbiosis diversos microorganismos. Aunque se ha comparado con el yogurt, la microflora del Kéfir es mucho más compleja.
Las bebidas que se obtienen tienen propiedades curativas. 


Muchos científicos han investigado este fermento maravilloso.
En Japón, el profesor Nokimowa dedicó toda su vida a estudiar el valor del kéfir, que curaba las enfermedades del sistema respiratorio, los desarreglos del estómago, las infecciones intestinales crónicas, las enfermedades del hígado, la vesícula biliar y los riñones, así como otros padecimientos. Antes de la Segunda Guerra Mundial, el Dr. Drasek comprobó en Alemania estos resultados, difundiéndolo luego el Dr. Brunwic entre los médicos naturistas centro-europeos. También el Prof. Menkiw fue un gran investigador de los beneficios de este cultivo en la longeva población caucásica.



Propiedades nutritivas del kéfir

El kéfir contiene más de 40 tipos de microorganismos y también vitaminas K, B12, B1, biotina (vitamina que ayuda en la asimilación de las demás del complejo B), fósforo, calcio y magnesio.

Hay tres tipos de Kéfir, el de leche, el de agua y el de té. 


Del primero, el Kéfir de leche, se obtiene una especie de yogurt, del segundo, una bebida parecida a una limonada con gas, y del tercero, una bebida de hierbas. 

La mayoría de gente conoce más el Kéfir de leche. En realidad, los tres tipos son el mismo Kéfir, con la misma microflora, pero adaptados a medios distintos. 
Aplicaciones:
Enfermedades de tipo nervioso, úlceras internas, catarros bronquiales, esclerosis, infarto cardíaco, problemas de vesícula, de hígado, riñones, ictericia, enfermedades del estómago e intestinos, diarreas, estreñimiento, intestino perezoso, anemia, leucemia, dermatitis y eczemas. Su uso continuado produce muy buenos efectos en convalecencia después de graves enfermedades. También da buenos resultados en alergias de la piel, embarazo y en las molestias femeninas del bajo vientre.

El Kéfir previene putrefacciones intestinales y contribuye a la depuración del organismo. Se debe beber diariamente, no altera la digestión y es asimilado con rapidez por la sangre. Cuando se tienen afecciones crónicas, se debe beber gran cantidad de Kéfir de agua, por la mañana, al mediodía y por la noche, ½ litro cada vez.



El Kéfir no es un remedio universal. Cuando exista enfermedad, siempre se debe acudir al médico. El Kéfir puede ayudar a la Medicina por su efecto desintoxicante en muchas enfermedades.

El Kéfir de 24 horas actúa como laxante y se debe tomar por la noche, con una duración de 2 a 4 semanas. En cambio, el de 48 horas, regula y restablece la función intestinal.

El Kéfir de agua tiene unas propiedades con efectos superiores al Kéfir de leche. Se puede tomar en mucha más cantidad (de 1 a 3 litros al día). 


 Antes de elaborar el kéfir de agua

Recuerda que no se deben utilizar elementos de metal para la elaboración del kéfir, ya que interfieren en las colonias de bacterias. Utiliza siempre elementos e instrumentos de vidrio, plástico o madera. Para su elaboración necesitarás:

·         Un tarro grande de vidrio de boca ancha
·         Un escurridor de plástico
·         Una cuchara de madera
·         Un litro de agua mineral
·         3 cucharadas soperas de azúcar de caña integral
·         1 higo seco
·         ½ limón
·         3 cucharadas grandes de nódulos de kéfir de agua

Cómo elaborar el kéfir de agua
Para elaborarlo:
o    Llena el recipiente con un litro de agua.
o    Introduce todos los ingredientes.
o    Agita para que se mezclen bien.
o    No cierres el recipiente herméticamente (ya que en la fermentación se producirá gas) y asegúrate de que el recipiente no contiene ningún elemento de metal en el cierre.
o    Déjalo reposar durante dos días mínimo y tres máximo a temperatura ambiente (entre 15º y 30º).
Cómo consumir el kéfir de agua
Una vez transcurrido el tiempo de fermentación, abre el recipiente. Para separar los gránulos de la bebida, utiliza el escurridor de plástico. En la parte de arriba del escurridor quedarán los nódulos (que podrás volver a utilizar) mientras que la bebida caerá al recipiente que utilices debajo. Esta bebida puedes conservarla dentro de ese recipiente uno o dos días dentro de la nevera para ir tomándolo cuando te apetezca.
El resultado de la fermentación es una bebida gaseosa muy adecuada para consumir especialmente en verano.
Cuanto más tiempo de fermentación lo dejes (tres días) más gas tendrá. Dependiendo de las personas y su gusto personal, hay quienes lo prefieren más o menos fermentado.

KÉFIR EN LECHE VEGETAL

El kéfir de leche vegetal es muy fácil de hacer. Probar con leche de soja, almendras, avena, arroz, etc.

Menos cantidad de nódulos genera un kéfir poco ácido y viscoso; más nódulos, más acidez y menos viscosidad. No lleva otro ingrediente.
El cultivo se deja a temperatura ambiente (20º) unas 24-48 horas; a mas temperatura, menos tiempo de cultivo; más tiempo en caso de baja temperatura. El frasco tapado (nunca hermético) dará como resultado un kéfir más carbonatado (burbujeante); no olvidar dejar al menos ¼ del frasco vacío para la actividad gaseosa. Una vez concluido el proceso, se cuela para separar los granos y el cultivo debe conservarse en el frigorífico. Los nódulos no deben lavarse muy seguido, apenas un enjuague con agua fría cada 15 días.

Mantenimiento de los nódulos
En principio no es necesario lavarlos. El cuajo adherido sobre los nódulos actúa sobre estos, protegiéndolos del exterior ante posibles microorganismos extraños. De este modo se favorece su propio crecimiento y a la vez se va acelerando el proceso de fermentación. Cambiamos la leche cada uno o dos días así que el kéfir está continuamente renovándose. Si tenemos cuidado de que no coja polvo o le entren insectos etc. no será necesario lavarlo con frecuencia. Cada 15 días conviene dejarlo en reposo en agua sin cloro, dentro de un recipiente tapado durante 12 a 24 horas, después de lavarlo con agua fresca.
Cuando se filtre para devolverlo a la leche se puede aprovechar el agua, ya que contiene el polisacárido soluble (Kefiran) trasferido por el kéfir y responsable de muchas de sus virtudes medicinales.
Hay quien los lava cada semana en verano y cada 15 días en invierno. Algunas personas  los lavan a diario. Cada cual buscara la manera más apropiada. Lo importante es que el kéfir esté sano y no se debilite y que la leche sea de la mejor calidad que podamos conseguir. Es recomendable aclarar bien los nódulos con agua a temperatura ambiente y sin cloro. Si no disponemos de agua de manantial o mineral, se puede dejar reposar agua del grifo durante un par de días en recipientes cubiertos con un paño, como jarras o botellas de cristal y mejor si son de color azul. Hervir el agua 10 minutos hace que se evapore el cloro más rápidamente.
Si algunos nódulos amarillean o adquieren tonos rosáceos, extenderlos en una mesa o recipiente ancho, y seleccionar los gránulos blancos, con los cuales podréis empezar un nuevo cultivo sano de kéfir. Los nódulos amarillo, amarillo-rosado, marrón o que no tengan una buena elasticidad se deben eliminar.
Es conveniente extremar la limpieza de los utensilios utilizados. Es recomendable asignar ciertos utensilios exclusivamente a la elaboración del kéfir. Con un poco de atención se puede tener siempre kéfir, ya que el nódulo de kéfir cultivado en leche se reproduce muy rápido. Cuando sobre una parte, una buena manera de completar el vínculo simbiótico entre nosotros y el kéfir es regalarlo entre los familiares y amigos o a quien le haga falta.
Conservación:
Si lo que queremos es guardar el Kéfir sin preparar la bebida, ponemos el Kéfir con agua (sin cloro) y azúcar durante cuatro o cinco días. 
Si tenemos que guardarlo por más tiempo, también lo podemos congelar. Para congelarlo, lo ponemos en el congelador, limpio y sin agua, en una bolsa de plástico o un tarro de cristal.
CÓMO HIDRATARLOS:

Los gránulos del kéfir de agua se pondrán en agua a temperatura ambiente para que adquieran su consistencia gelatinosa.
Los gránulos del kéfir de leche es preferible cubrirlos de leche y renovarla hasta que los gránulos adquieran su textura gelatinosa y veamos que espesa la leche donde están sumergidos.