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martes, 24 de enero de 2017

Dudas tras la muerte de un hijo Círculo de búsqueda / 1 febrero 2010


Hemos recibido muchos comentarios e e-mails con preguntas sobre la muerte de seres queridos, especialmente la muerte de los hijos. Aunque hemos contestado a casi todas las preguntas que nos hacéis, hemos creído conveniente reunir aquí algunas de esas preguntas, con la finalidad de que puedan ayudar a otros en la misma situación. Si te interesa el tema, puedes leer nuestro post relacionado: dudas tras la muerte de una pareja. También puedes profundizar en el tema de la postvida leyendo los post anteriores que puedes consultar en el listado, pulsando aquí.
Pregunta enviada por Mari Jose:
“Tengo una pregunta: ¿qué pasa con nuestros seres queridos que mueren y son niños de corta edad? Lo pregunto porque mi hija murió hace casi tres meses, tenía dos años, y tengo mucha curiosidad de saber cómo está en ese otro mundo desencarnado. Gracias”
Nuestra respuesta:
Aunque los que mueran sean de corta edad, tenemos que recordar que son de corta edad aquí, en el plano físico, pero no como Almas. Por lo tanto, cuando un niño o un bebé muere, pasa a ser un espíritu, y no un bebé. Por lo tanto, da igual la edad que tenga. Te diré más. Cuando un bebé o un niño muere, reconocemos que se trataba de un alma avanzada que decidió hacer un trabajo para los demás y para sí misma en ese breve periodo de tiempo. La mayoría de las veces, se trata de una prueba para los padres. Tu hija se encuentra perfectamente, como un alma avanzada y adulta que ha terminado su trabajo aquí, por eso se ha marchado.
Pregunta enviada por Jose:
“Si un hijo por una enfermedad de trastorno de personalidad juega con la muerte y por mala fortuna resbala y cae desde una azotea y muere ¿cómo sería tomado, por suicidio o por accidente? Y nosotros los padres ¿estaríamos pagando ambos algún karma pasado? o como comenta la doctora Elisabeth Kübler-Ross ¿cómo puede hacernos esto más grandes espiritualmente? gracias y felicitarles por este sitio tan interesante”
Nuestra respuesta:
En primer lugar debemos tener claro que el suicidio no se condena en el mundo de los espíritus. Debemos saber que no hay condenas, que no existe un juicio y un infierno como cuentan las religiones. Somos nosotros mismos quienes, tras dejar la vida en la Tierra, repasamos nuestra vida y consideramos qué hemos hecho bien y qué mal, así como cuáles han sido las consecuencias de nuestros actos para nuestros seres queridos. Aunque el suicidio no está bien, y tiene sus consecuencias, en el caso que planteas no creo que se tengan en cuenta.
Yendo concretamente al caso que mencionas, una persona con un trastorno de personalidad no es siempre consciente de lo que hace, por lo que ni siquiera los que vivimos en la Tierra podemos juzgar sus actos. Lo que le ha pasado a ese hijo fue un accidente (desde un punto de vista humano). Antes de encarnar y bajar a la tierra en forma humana, todos decidimos cómo será nuestra vida e incluso cómo será nuestra muerte, por lo que los accidentes, desde el punto de vista espiritual, no existen. Todo estaba más o menos planeado. Por decirlo de algún modo sencillo, al bajar a la Tierra todos tenemos un plan principal. Con el transcurso de la vida, ese plan puede ir sufriendo variaciones (que nosotros como humanos consideramos accidentes), sin embargo se trata de otros planes (un plan B, por ejemplo), que vamos poniendo en práctica. Puede que ese hijo tuviese un plan en el que moría con 70 años, pero por diferentes decisiones y circunstancias, llevó a cabo otro plan, en el que moría más joven. Espero que esto conteste a tu pregunta. No fue un suicidio, si no un accidente desde una óptica humana. Y no hay accidentes desde un punto de vista espiritual, estaba planeado así. No hay nada que vosotros hubierais podido hacer para evitar lo que ha sucedido.
En cuanto a la segunda cuestión que planteas, debemos saber también varias cosas. El Karma (o la ley del Karma) no es un castigo, nunca. Se trata de un aprendizaje que debemos hacer para evolucionar espiritualmente. No ya en esta vida (que también), sino a niveles superiores. Evidentemente, lo que os ha sucedido con vuestro hijo estaba planeado por él y por vosotros antes de encarnar en la Tierra, con la finalidad de que aprendieseis algo importante gracias a estos hechos. Ni yo ni nadie te puede decir qué es lo que necesitáis aprender, eso depende de que persona y su historia personal. Sin embargo, el aprendizaje para ti ya ha comenzado y ya estás creciendo espiritualmente. Comenzaste a crecer desde que nació tu hijo. Seguisteis evolucionando cuando descubristeis que tenía un trastorno de personalidad. Y ahora sigues creciendo tras su marcha. Tu proceso de crecimiento está en marcha. Lo que tienes que aprender ya lo estás aprendiendo.
Pregunta enviada por MzJose:
“Mi hija querida murió hace un año y estoy destrozada. No puedo parar de pensar en ella. Era mi vida y nos queríamos con locura; teníamos una relación muy especial entre madre e hija. Nunca pensé que me podía pasar esto tan horroroso. He leido su blog y me gustaría saber si ella está a mi lado. No sueño nunca con ella ¿por qué?
Nuestra respuesta:
Aunque ahora te cueste creerlo, tu hija y tú os conocías antes de nacer, en el mundo de los espíritus. Sois almas que trabajáis juntas en esta vida y habéis estado juntas en vidas anteriores, así como lo seguiréis haciendo en las próximas vidas. Siempre bajamos a la Tierra (reencarnamos) con las mismas almas. Tu hija y tú os volveréis a encontrar, no te quepa la menor duda. La muerte de tu hija estaba planeada antes de que bajaseis a la Tierra. Planeamos todo lo que nos va a pasar, y la muerte también. Esto sucede porque necesitas aprender algo de todo esto y tu hija y tú, en el mundo de los espíritus, decidisteis que ella estaría viviendo contigo por un tiempo y después se marcharía de nuevo, para que tú siguieras viviendo y aprendiendo algo.
Tu hija está bien, te lo aseguro. Cuando murió, se marchó de nuevo al lugar de donde venís, y volverás en reencontrarte con ella cuando mueras tú (de manera natural, no por suicidio). Ella ha estado a tu lado durante un tiempo, normalmente los espíritus de nuestros seres queridos se quedan a nuestro lado unos meses, hasta que nos encontremos mejor. Después, se marchan, pues tienen mucho trabajo que hacer en otros planos. Es posible que si te estás encontrando tan mal, tu hija no se haya marchado del todo y siga junto a ti, pero de lo que se trata es de que la dejes irse del todo, para que siga su camino. A ella no le gusta ver que la echas tanto de menos. Lo que ella quiere es que te des cuenta de que puedes seguir viviendo sin tenerla cerca, de que puedes disfrutar de la vida sin ella, sabiendo que os volveréis a encontrar después.
Dices que no sueñas con ella, y esto es algo normal. Cuando lo estamos pasando muy mal por una pérdida, los espíritus no quieren hacerse presentes para no entorpecernos más. Tu hija sabe que si se te presenta en sueños tú te sentirás peor al despertar, por lo que prefiere no hacerlo, por tu bien.
Tú puedes hablar con ella si quieres. Habla de lo que te preocupa, de lo que sientes, desahógate hablándole. Ella te está escuchando, te lo aseguro. Los espíritus no nos dejan solos si nos encontramos muy mal por su marcha. Por lo tanto, háblale siempre que lo necesites. Estate atenta a las señales… ellos las envían en muchas formas (una canción, una frase publicitaria, etc.). Y, poco a poco, deja que se marche… tienes que aprender a vivir sin ella, es una prueba que te pusiste antes de reencarnar aquí y debes superarla.
Hay dos libros que te pueden ser muy útiles para entender todo esto: “La vida entre vidas” y “Destino de las almas”, ambos del psicólogo Michael Newton. Y uno muy bonito que deberías leer para comenzar en este tema: “La muerte: Un amanecer” de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross. Para ayudarte psicológicamente con tu duelo, te recomiendo “El camino de las lágrimas” (Jorge Bucay).
https://circulodebusqueda.wordpress.com/2010/02/01/dudas-tras-la-muerte-de-un-hijo-2/

domingo, 8 de enero de 2017

Preguntas para explorar y profundizar en el duelo: ¿Qué necesito?





© MalagónEl duelo es un camino que lleva implícito un trabajo para poder ser recorrido. Es un proceso que no depende del tiempo, sino del “cómo” lo transite cada doliente.
El camino no es recto, ni mucho menos, por eso, a veces el camino pide que el doliente se tome un tiempo para estar en una parte concreta del mismo, quizá profundizando en ella o cogiendo fuerzas para la subida que se aproxima. El camino que atraviesa cada persona es diferente y sólo el doliente sabe en su interior cómo atravesarlo.

La introspección en el duelo

Para poder conectar con esa intuición o inteligencia que “sabe” lo que está bien para cada uno (y que no suele estar totalmente accesible) el doliente comienza un trabajo de introspección, de ir más allá de los mecanismos de defensa que pueden confundirnos, yendo un paso por debajo del miedo o de la tristeza, sentimientos que tienden a orientarnos hacia la negación o hacia algún otro lugar de bloqueo o de poco avance.
Una manera de profundizar en la experiencia del duelo, de ir más allá de lo que automáticamente nos surge desde los mecanismos de defensa, es el trabajo a través de preguntas. Una de las muchas que puede hacerse el doliente y que responde a procesos que se dan el transcurso del duelo, es la que planteamos en este post: ¿Qué necesito? Conectar con la auténtica necesidad y proveernos de lo que necesitamos marca todo un camino.

Las necesidades del doliente tras la pérdida

La necesidad puede ir de lo más concreto y físico -como necesidad de descanso- a la necesidad más amplia, incluso podríamos decir existencial: “Necesito poner límites”. La propuesta de trabajar con preguntas no es quedarnos sólo a nivel racional, es decir, no se trata de contestar con una solución o con lo que más rápido venga a la cabeza.
Además de la inteligencia racional, el ser humano también posee la inteligencia emocional, la intuitiva, la corporal… La propuesta de trabajo con esta pregunta es hacer una pausa y romper con el automatismo de nuestros mecanismos de defensa.

Cómo trabajar la introspección en el duelo

Para trabajar la pregunta de “¿Qué necesito?” lo que proponemos es elegir un lugar de la casa, de la habitación o algún lugar del exterior que sea especial para nosotros, donde nos sintamos nosotros mismos o especialmente cómodos.
Una vez que hemos encontrado ese lugar, nos acomodamos en él: si es en casa, buscamos un momento del día o de la noche en el que no nos vayan a interrumpir o pedimos ese espacio de media hora. Es importante crear un espacio de silencio, no solo externo, sino también interno. Si nos ayuda crear algo de ambiente, como encender incienso o alguna candelita, está bien; si no, también está bien.
La propuesta es: parar, mirar y escuchar. Normalmente la tendencia que tenemos frente a lo complicado y doloroso es intentar deshacernos de ello, pero así sólo conseguimos arrinconarlo, que tome otro camino para ser atendido o que genere sensación de bloqueo, agotamiento y descentramiento.

Parar, mirar y escuchar el duelo

– PARAR: La manera que proponemos de parar y acudir al presente es a través del cuerpo. La respiración nos sirve de toma de tierra con el presente, por eso, la manera de parar será centrando la atención en nuestra respiración, sin trata de modificar ni cambiar su curso o su ritmo. Una vez que pongamos la atención en mi interior, podemos ir paseando la atención por las distintas partes del cuerpo, tomando conciencia, sin intentar relajar o cambiar nada, sin juzgar ni exigir, simplemente, dándonos cuenta.
– MIRAR PROFUNDAMENTE: En la búsqueda de silencio interno nos encontramos con muchos “ruidos internos”: pensamientos, sensaciones, emociones, incomodidades físicas. Para poder mirar profundamente buscamos reconocer lo que está ocurriendo y dejarlo pasar, sin aferrarnos. Conectar con la respiración nos servirá de anclaje. Para poder mirar con profundidad, conviene poner en marcha una actitud de “no juicio”, de empatía y atención hacia nosotros mismos.
– PREGUNTAR-ESCUCHAR: A continuación, podemos hacernos esa pregunta, como si se la preguntásemos a nuestro cuerpo: ¿Qué necesito? (puedes modificar la pregunta si así te conecta más, por ejemplo: ¿Qué necesito para elaborar mi duelo? ¿Qué necesito en este punto del camino? ¿Qué necesita esta tristeza profunda que siento?) No hay que responder automáticamente, sino dejando que vengan imágenes, tal vez algún recuerdo, alguna sensación física, en esa manera de “estar con lo que hay”, con la emoción, pasando del modo automático al consciente, y escuchando todo eso que surge, en lugar de tratar de evitarlas.

La escucha profunda de nuestro interior

Si este ejercicio nos ayuda, podemos empezar a escribir con esa pregunta que hemos lanzado a nuestro interior, dejando que salgan las palabras, frases, sin hacer ninguna pausa durante unos 5-10 minutos. Dejaremos que las palabras surjan de un modo espontáneo, no pensado, ni teniendo cuidado con el estilo, no lo va a leer nadie, es sólo para ti.
Una vez que hayan pasado unos 5 o 10 minutos escribiendo, reléelo con calma, sin prisa, como si lo estuvieras saboreando, y subraya tres palabras que resuenen especialmente, que “hagan diana”. Cuando las tengas, permanece un rato con esas palabras, repitiéndolas, dejando que vengan asociaciones, imágenes, sensaciones.
Tanto si surge algo concreto como si no, está bien este espacio de tiempo que has dedicado a la escucha profunda y puedes continuar trabajando con esta pregunta u otras en otro momento. En cualquier caso, el hecho de restablecer la comunicación con nuestro interior ya es un gran paso.
Para saber más sobre el duelo, os recomendamos la lectura de nuestra Guía de Duelo Adulto, que ofrece apautas para detectar y atender el duelo complicado. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web:


PILAR PASTOR, PSICÓLOGA DE FMLC

http://blog.fundacionmlc.org/preguntas-para-explorar-y-profundizar-en-el-duelo-que-necesito/

viernes, 16 de diciembre de 2016

CON DULZURA


Me he pasado media vida intentando esquivar el dolor y el miedo porque no sabía que si les abría las puertas y los acogía se desvanecían.

Pretendía, con todas mis fuerzas, rehuir lo inevitable y, mientras, el miedo se hacía más terrorífico y grande. No sabía que la tristeza tan solo pretendía que la mirase, que le permitiera entrar en casa, que la mimase.
No pasa nada por estar triste y sentir miedo, forma parte de la condición humana. La tristeza y el miedo, vienen y van, son temporales. Puedes ser feliz y tener miedo y estarcontento y, a la vez, triste y desconsolado.

Entregarse a lo que hay, con ternura, es el primer paso para sentirnos mejor, más a gusto. No importa tanto qué nos toca vivir como el cariño que le ponemos a lo que vivimos.

Siempre podemos mirarnos a nosotros y a los demás con dulzura, al fin y al cabo todos atravesamos a ciegas ese bosque encantado que llamamos vida.

El tiempo, la vida, la muerte y el amor


El tiempo lo cura todo, es una frase que no gusta escuchar, especialmente cuando estamos pasando por procesos dolorosos como puede ser la pérdida de un ser querido, una ruptura, una crisis. 

El tiempo no cura. Somos nosotros los que sanamosnos damos el espacio, el tiempo para hacerlo.

Algunas heridas, cicatrizarán antes. Otras, dejarán huellas muy profundas que seguirán doliendo en ciertos momentos de la vida, a pesar de estar ya curadas. Recordándonos que amamos, que estuvimos unidos a seres y situaciones que marcaron un antes y un después.

El tiempo es un compañero de viaje fiel y leal. Marca su ritmo de manera incansable y objetiva, siguiendo un mismo compás. Cuando el dolor está presente, el tic tac de la vida, se alarga, parece no tener fin. Cuando somos y estamos felices, se apresura de tal manera que parece desaparecer sin dejar rastro de su paso.

Cuando morimos, el tiempo transcurre de otra forma, es más tranquilo y sosegadoLos sentimientos prevalecen sobre las ideas. En vida podíamos haber sido el seguidor número uno de un equipo de fútbol, y al morir, no darle la mínima importancia. Es algo que sorprende y que cuesta aceptar. Tendemos a pensar que al morir, seguiremos siendo nosotros mismos, con las misma costumbres, pensamientos, sentimientos, miedos, dudas. Si, seguimos siendo la misma alma, pero más ligera de equipaje, de cargas, de preocupaciones y damos importancia a lo que realmente lo es, el amor.

Cuando estamos muy apegados a la tierra, somos más parecidos a cómo éramos cuando estábamos vivos, aunque diferentes, pues sentimos con el corazón y no con la mente. Siendo el proceso de tránsito, un poco más largo. Cuando entendemos que el vivir es sólo una etapa de una vida eterna, que es una escala en un largo viaje infinito, el tránsito, es más fácil.

Y, si. Tendremos tiempo para reencontrarnos, para volver a recordar que en una, varias o en todas las vidas nos amamos y que compartimos ilusiones y proyectos.

El tiempo marca vidas, etapas, tránsitos. El amor es el enlace que hace posible que volvamos a vernos, a sentirnos; pues el amor cuando es de verdad, permanece inalterable a lo largo de vidas, años, siglos, milenios, eones....


Las almas, su proceso en las muertes trágicas y accidentales

En la entrada anterior, Atlántida del blog, Mariposas en mi vida, dejó en su comentario, unas preguntas muy interesantes sobre los seres que mueren a manos de otras, víctimas de la violencia, del asesinato o en circunstancias trágicas.

Atlántida quería saber qué pasaba con ellas, si iban a la luz o quedaban vagando por la tierra.

El que la muerte sea inesperada, trágica, violenta o accidental, no significa que como almas, quedemos vagando sin rumbo durante toda la eternidad.

Cuando se produce este tipo de muerte, no da tiempo a reflexionar, ni a prepararnos para ella. Llega y listo. Todo sucede muy rápido, tanto para los que se van como para los que se quedan. Siempre es más "fácil" adaptarse a un hecho que sabemos que va a ocurrir que a uno inesperado.

Una muerte violenta o accidental, siempre impacta, llega muy profundamente, produce un caos mayor, un dolor más profundo. Nos preguntamos el porqué de estas situaciones trágicas, y casi nunca entendemos, ni damos con razones que las hagan comprensibles.
La pérdida de un ser querido que muere de manera trágica es más difícil de asumir, de aceptar. El duelo tiende a ser más doloroso y largo que cuando es una muerte natural o por enfermedad.

A nivel almas, a nivel evolutivo, las muertes con violencia, no se diferencían de una natural. El proceso es el mismo. El tránsito se inicia en el momento de morir; aparecen nos reencontramos con parte de nuestros seres queridos y guías, que velarán por nosotros durante nuestra marcha.No estaremos sólos, nos acompañarán, y tratarán de que entendamos lo que ha sucedido, guiando nuestros pasos a la luz.

Una vez más, el proceso de seguir a la luz, o de quedarse un tiempo más apegados a la tierra, dependerá de cada ser, de cada uno de nosotros. Algunos de ellos, pueden sentirse desorientadosal principio, pero enseguida entenderán lo que ha ocurrido. Otros, seguirán a la luz, pues es su camino. Otro grupo, puede decidir que aún no es el momento de partir a la luz y prefieren esperar a hacerlo en otro momento.

¿Qué decisiones o factores intervienen en qué decidan quedarse o avanzar? Sus sentimientos y apegos. Los que decidan quedarse lo harán por apego ya sea a la familia, al trabajo, porque desean que se aclare o atrape a los culpables, se haga justicia, porque no se sienten preparados para avanzar, tienen miedo o quieren esperar a que se resuelva alguna situación determinada. Es exactamente igual que en una muerte natural.

Estas muertes trágicas, tienen un componente diferente al de una muerte natural,  y es, la de tomar conciencia de lo ocurrido. Es decir, si se trata de una muerte laboral, tomar conciencia de que deben extremarse las condiciones laborales, o descubrir el origen del porqué; si es por accidente, el tomar conciencia de cómo están las carreteras, de cuáles son las condiciones en que conducimos, alcohol, drogas, despistes, errores humanos, etc.

La huella que deja una muerte trágica, normalmente va asociada a una toma de conciencia ya sea a nivel individual o colectiva. Un asesinato individual o en masa, una guerra, un accidente de avión, de tren, por inundaciones o terremotos, marca un antes y un después. No nos dejan indiferentes y conllevan una toma de postura y un cambio a la hora de mirar, pensar, sentir, disfrutar y vivir la vida.

Cuanto más y mejor disfrutemos de la vida, más preparados estaremos para afrotar la muerte, aunque ésta sea inesperada y trágica. Os animo a saborear la vida todo lo que podamos.
http://comunicacionentredosmundos.blogspot.com.es/2012/09/las-almas-su-proceso-en-las-muertes.html

Sobre las señales y los mensajes de los seres queridos fallecidos






Mariangeles plantea varias preguntas en el comentario que ha escrito en la entrada, Mensajes y señales desde el Cielo y que trascribo aquí debajoAunque he escrito varias entradas sobre este tema, quizá éste en un buen momento para volver a hacerlo de nuevo. 

(...) Te queria preguntar, si es cierto que las señales se nos dan sobre todo al principio para hacernos saber que estan bien.. y luego segun pasa el tiempo ya las señales no se reciben tanto..??



En estos dias mi hijo haria 18 años y para mi seria muy especial por ser la mayoria de edad y saber como estaria... Hace un tiempo encargue un retrato de él en madera, y parece ser que les habian surgido varios problemas para hacerlo.. ahora ya lo tienen hecho y precisamente el otro dia me dijeron que me llegarian en estos dias, y precisamente me nombraron el dia de su cumpleaños (el dia 13), enseguida pense que podria ser una señal de que esta con nosotros.. Per si es cierto que ya acaba de hacer 3 años que se fue, y a penas recibimos señales...





La verdad me gustaira que fuesen mas a menudo, pero no se si es que estas solo se producen al principio, o no tiene por que ser asi.. (...)



Las señales que envían los seres queridos que han fallecido, suelen tener como finalidad el que sepamos que cómo se encuentran. Generalmente, suelen ser mensajes tranquilizadores, llenos de paz y amor.

Una vez que saben que hemos recibido su mensaje, no suelen dar más, hasta que consideren o les apetezca volver a hacerlo. El que queramos tener señales suyas más a menudo, no hace que ellos las envíen. Ellos mandan, y aunque nos cueste, debemos ser pacientes. 

Si los seres fallecidos, consideran que a pesar de haber enviado mensajes y señales, no nos hemos enterado, las repetirán hasta que nos lleguen. Para ello, pueden utilizar diferentes métodos: sueños, canciones, olores, un libro que cae, una carta que llega o aparece repentinamente, un médium, un amigo que nos da un mensaje ...

Una vez que ha pasado tiempo tras su muerte, podemos seguir recibiendo señales suyas en fechas señaladas como cumpleaños, fiestas, aniversarios; también en momentos concretos de nuestra vida, en etapas complicadas, tristes, alegres, de toma de decisiones, de cambios, felices ...

Es bueno recordar que la angustia, el dolor, el tener unas expectativas determinadas, es decir, el estar cerrado, hace que sin darnos cuenta, bloqueemos la energía y la percepción, y ello hace que cueste mucho más sentir las señales. 

También es importante no olvidar que el tiempo no es igual para los seres queridos fallecidos y para nosotros. Para nosotros han podido pasar dos meses, tres años, etc. y para ellos, sólo han sido unos segundos.

El que no recibamos tantas señales como desearíamos, no es malo, ni negativo¿Podemos pedirles señales? Si, aunque insistamos con fuerza y a diario, lo harán cuando lo deseen o consideren necesario. No les molestamos; ellos deciden cuándo, cómo, dónde y hasta con quién.

Todas las personas no tenemos la misma capacidad y sensibilidad de percepción para poder percibir las señales y entender los mensajes que nos envían. Sin embargo, es positivo y bueno, el permanecer abierto a todo, no esperar nada concreto, observar lo que sucede a nuestro alrededor y a escuchar a nuestro corazón sin miedo. Puede que nos sorprendamos, sintiendo su presencia junto a nosotros.

Cómo vivir las señales de nuestros seres queridos fallecidos

Podemos sentir la presencia de los seres que nos rodean; a veces mandan señales evidentes, otras son más leves; pero algo en nuestro interior, en nuestro corazón, siente que están ahí.

La mente en esos momentos, lanza mensajes diciendo lo contrario. Es imposible sentir aquello que no existe, aquello que no se pude detectar, ver, concretar. Esta dualidad, mente y corazón, nos persigue en casi todos los aspectos de nuestra vida, desde decisiones que debemos tomar, en  pensamientos, actitudes.

Cómo podemos saber si lo que estamos percibiendo, sintiendo es real o no. Esta pregunta, se suele repetir mucho en consulta. Suelen comentarme, que a veces sienten que es real, les escuchan respirar, sienten que les acompaña al andar pero, se preguntan si se estarán volviendo locos o son sus deseos. Lo siguiente que suelen expresar es su dificultad a la hora de contarlo a su familia. Dan por sentado que no les van a entender.

Cuando nos vemos inmersos en estas situaciones, es decir, cuando un ser al que queríamos ha fallecido, tras su marcha podemos tener señales suyas. Algunas veces nos visitan en sueños, otras vemos pequeñas sombras moverse por la casa; en ocasiones, su aroma viene y va, dando igual si estamos en casa o en la calle; una foto que se cae, una canción que suena en un momento determinado.... Son muchas las maneras que eligen para hacerse notar.

Su presencia junto a nosotros, puede ser puntual, esporádica o larga. Ellos eligen qué quieren hacer, si marcharse directamente a otro plano, permanecer junto a nosotros hasta que se resuelva una situación determinada o acompañarnos hasta que consideren que su trabajo ha terminado.

Dudar de si lo que percibimos es lógico o no, es habitual y me parece necesario e indica si estamos equilibrados y pisamos tierraDebemos plantearnos lo que sucede, sin miedo, con una postura abierta, pero sin dejar de lado, que pueden ser nuestros deseos los que estén jugando con nosotros.

Descubrir la verdad suele llevarnos a veces más tiempo del que nos gustaría, pero si somos sinceros con nosotros mismos, veremos que sabemos cuál es la verdad. Sentimos una sensación muy fuerte en nuestro interior que sin saber muy bien porqué disipa todas las dudas y nos llena de certeza y seguridad. Esa es la verdad.

Una vez que sabemos que nuestros seres queridos pueden permanecer junto a nosotros, ya sea haciéndonos una visita o permaneciendo más tiempo; va a depender de la actitud que tomemos para poder ver sus señales con mayor claridad. Sería conveniente dejar la mente abierta, no juzgar, no temer y fluir, y por supuesto, dejarnos llevar por el corazón

No siempre es fácil conectar con ellos o entender lo que quieren transmitirnos, aunque tengamos la certeza de su presencia. Están junto a nosotros unidos en y por amor. No desean hacernos ningún daño. Es más, inclusive en relaciones que en vida no han sido buenas porque estaban llenas de dificultades y sinsabores, una vez hecho el tránsito, estos seres pueden mostrarse más cercanos, aunque nos resulte complicado entenderlo.

Si somos conscientes de su presencia ya hemos dado un paso adelante. No intentemos atarles, dejémosles libres para ir y volver, para que vayan a la luz y desde allí hagan su trabajo. Tal vez, su labor sea estar junto a nosotros. Y más tarde o más pronto, terminaremos sabiéndolo.

Resumiendo, si somos conscientes de su presencia, no debemos asustarnos, no estamos locos. Sería estupendo poder comunicarnos con ellos de manera fácil, entender lo que nos quieren decir a través de las señales que van dejando. Se que a veces por mucha paciencia que tengamos, nos cuesta comprenderles, en esos casos, siempre podemos recurrir a un profesional que nos ayudará a saber interpretar sus señales.


http://comunicacionentredosmundos.blogspot.com.es/2012/01/enviando-luz-y-amor.html