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lunes, 2 de enero de 2017

La educación budista, un éxito en los colegios públicos australianos

Brian White, presidente del Consejo Budista de Nueva Gales del Sur (Australia) ha declarado que, tan sólo en ese estado, más de tres mil alumnos de la enseñanza publica ya están estudiando budismo y el número no deja de crecer.
“Está causado por varias cosas: El creciente conocimiento de la sociedad sobre la concentración meditativa y lo beneficiosa que puede ser, y el reconocimiento de que incluso los niños de seis o siete años pueden hacer meditación durante unos minutos y beneficiarse de ello”, explica. “Pero el budismo en sí también tiene la buena fama de ser un estilo de vida pacífico y práctico”.
Según White, el consejo, que se dedica a formar a profesores que enseñen las escrituras budistas, ya tenía setenta miembros trabajando como voluntarios en Nueva Gales del Sur, pero tuvieron que reclutar a sesenta más. “Tenemos colegios en lista de espera y nos están contactando todo el tiempo diciéndonos que necesitan profesores de budismo en sus clases”, dice.
Uno de los centros con mayor demanda es el colegio público Byron Bay, donde más de 150 niños estudian budismo. Más del 25 por ciento del alumnado. Emily Coleling, coordinadora, ya ha hecho llegar una circular a los padres por si quieren presentarse como voluntarios para formarse y enseñar. “Creo que tal vez Northern Rivers sea una región de mentalidad abierta, y el budismo es una religión que se está expandiendo rápidamente”.

Students meditating at Byron Bay Public School

“Me parece desafortunado que haya gente que de la espalda al cristianismo por cualquier razón, pero el budismo parece ofrecerles algo. Muchos de los niños salen de una clase de budismo y se meten en la siguiente, así que para ellos el budismo es una posibilidad más. Después puede que vayan a clase de religión bahaí o cristiana, o a ética, y así podrán elegir por sí mismos. Eso es señal de que los padres también son de mentalidad abierta”, explica.
Anna Halafoff, veterana profesora de Sociología de la Religión en la Universidad de Deakin, dice que según las cifras del censo de 2011, el budismo es la segunda religión en Australia, tras el cristianismo: “Hay un número significativo de personas que se han convertido al budismo y que practican lo que algunos expertos llaman budistas de mesita de noche; personas que no dirían que son budistas pero les interesa la meditación y leen los libros del Dalai Lama. Pienso que el budismo ha ganado popularidad en Australia y creo que en parte tiene que ver con la imagen pública que ofrece Su Santidad, quien tiene una reputación muy positiva en este país”.
Según Halafoff, otro factor para despertar interés en el Dharma es la insatisfacción con las principales religiones occidentales: “Sabemos que hoy en día la gente tiende a tener una visión más individual de la religión; a la gente le gusta poder elegir y combinar cosas diferentes. Hay muchas cosas por las que la gente podría estar distanciándose del cristianismo, sintiéndose atraídos por otros grupos religiosos, pero puede que también alejándose de cualquier religión”.
La normativa sobre educación religiosa en los colegios públicos australianos puede variar de un estado a otro. A principios de 2016, en Victoria se eliminó cualquier educación espiritual. Sin embargo, Cecilia Mitra, presidenta de la Federación de Consejos Budistas Australianos, explica que la demanda en Nueva Gales del Sur podría verse reflejada en el resto del país, dado que es una cobertura que el gobierno ya ofrece. “Hay mucho interés en el estudio del budismo. Sin embargo, la Educación Religiosa Especial, que consiste en un taller de media hora a la semana a decisión del director, apenas tiene representación budista en toda la zona occidental de Australia. Los directores no se están molestando en contactar con los centros budistas y, en mi opinión, el estudio de distintas religiones es algo muy importante en las escuelas”.

http://portal11acuario.blogspot.com.es/

Buda y Como Superar los Momentos Críticos..

¿Estás viviendo momentos difíciles?

Siddhartha Gautama o Buda, nos dejó un legado de gran sabiduría.

Entre tantas, algunos consejos para aquellos que están experimentando tiempos difíciles.
Hay, según Buda, una forma de vivir estos momentos, una manera más tranquila y el secreto tiene que ver con la actitud.
Las cosas son lo que son

Nuestra resistencia a las cosas es la principal causa de nuestro sufrimiento. Esto sucede cuando nos resistimos a las cosas como son. Si no puedes hacer nada, relajarte. No luches contra la corriente, acéptalo o de lo contrario serás consumido en el sufrimiento.
Si algo no sucede como estaba previsto, significa que lo mejor está por llegar
Todo sucede a la perfección, incluso cuando las cosas van mal. A menudo, cuando miramos hacia atrás, nos damos cuenta de que lo que consideramos malo, de hecho, fue lo mejor que pudo haber pasado. Sin embargo, cuando funciona, sin duda estamos alineados con nuestro propósito de vida. El universo siempre trabaja a nuestro favor.
  

Aprecia el presente

Sólo tenemos el momento presente! Así que no lo dejes ir perdiendo el tiempo con el pasado. Apreciar tu momento presente, ya que es lo único importante. Es a partir de el cuando crea que su vida futura.
  

Deja el deseo de lado

La mayoría de la gente vive la vida guiada por los deseos. Esto es extremadamente peligroso, un deseo no satisfecho se convierte en una gran frustración. La frustración desencadena una fuerte energía negativa y se retrae su crecimiento. Trata de entender que todo lo que necesita vendrá a ti para cultivar su felicidad incondicional.

Comprende tus miedos y sé agradecido

El miedo es lo contrario del amor y es otra cosa que dificulta tu desarrollo. Sin embargo es importante, ya que proporciona una gran oportunidad para el aprendizaje. Cuando se vence el miedo, se vuelve más fuerte y confiado. Superar sus miedos requiere práctica, el miedo es sólo una ilusión y, sobre todo, es opcional.
  

Experimenta alegría
Hay personas que disfrutan de todo lo que les sucede a ellos. Incluso en la peor situación, hay que reírse de sí mismos. Ellos son personas que ven el crecimiento en todo. Estas personas aprendieron que es importante centrarse en la alegría, no en las dificultades. El resultado es que atraen a situaciones mucho más felices que tristes.
  

Nunca te compares con los demás
Sólo se vino aquí con una misión propia. Y es tan importante como cualquier otra persona. Sin embargo, si no puedes evitar comparaciones, compararte con los que tienen menos que tú. Esta es una gran estrategia para darse cuenta de que siempre has tenido mucho más de lo que necesitas para ser feliz.
  

No eres una víctima

Siempre eres el creador de tu experiencia. Todo lo que te sucede es atraído por ti mismo y extremadamente necesario para tu aprendizaje. Cuando algo desagradable te suceda, da gracias y pregunta: “¿Por qué he atraído eso a mi vida?”, “¿Qué necesito para aprender de esta experiencia?”.
  

Todo cambia
Todo en esta vida es dinámico, todo cambia en un segundo. Así que no vivas lamentándote. Si no sabes qué hacer, no hagas nada. El universo no para de cambiar, crecer y expandirse, así que espera, porque todo pasará.
    
Todo es posible
Los milagros ocurren todos los días, y nosotros somos responsables de los mismos.
Confía y cree eso. En la medida en que consigas un cambio de conciencia, encontrarás en ti el poder de realizar milagros.
Es el momento de cambiar y comprender su importancia, la posibilidad de que tienes que cambiar el mundo. Creer

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Cuando Buda Fue Retado A Un Debate - Lo Más Elevado Que Alguna Vez Escucharás

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13 CONSEJOS DE BUDA PARA CUANDO LA VIDA SE TUERCE

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http://video.genfb.com/1779725048981758
http://www.budismo.com/audio/


Consejo 1. Las cosas son lo que son: La principal causa del sufrimiento es la resistencia a las cosas. No luches contra la corriente, debes aceptar cada situación porque si no lo haces te verás consumido por el dolor. 

Consejo 2. Si crees que tienes un problema, tienes un problema: Cuando estés pasando por un problema debe asumirlo desde una perspectiva positiva, asúmelo como un reto o una forma de aprender. Si lo consideras un problema, entonces lo será.

Consejo 3. El cambio comienza en ti: Las circunstancias solo cambian cuando hay un cambio en nosotros mismos. El mundo exterior es un reflejo de nosotros mismos.

Consejo 4. El mayor aprendizaje es equivocarse: El fracaso es algo natural, muchas de las personas exitosas fracasaron alguna vez y lo asumieron como una forma de aprender. El fracaso siempre es la mayor lección de aprendizaje que puede existir. 

Consejo 5. Si algo no sucede como estaba previsto, es porque lo mejor está por llegar: Todo sucede perfectamente, incluso las cosas malas. El universo siempre trabaja a nuestro favor y cuando maduramos miramos hacia atrás y vemos que lo mejor fue lo que sucedió cómo sucedió. 

Consejo 6. Aprecia el presente: El presente es desde donde se crea el futuro, no pierdas el tiempo pensando en el pasado. Aprecia el hoy. 

Consejo 7. Deja los deseos de lado: Si vives guiado por los deseos y no logras cumplir alguno, eso se transformará en una frustración que te deja en un estado negativo. Todo lo que necesites llegará a ti y podrás cultivar tu felicidad.

Consejo 8. Entiende tus miedos y sé agradecido: El miedo dificulta tu crecimiento y proporciona una oportunidad para aprender. Vencer el miedo te vuelve más fuerte y confiado, con práctica los puedes vencer. El miedo es una opción.

Consejo 9. Experimenta la alegría: Centra tu vida en la alegría, ríete de ti mismo y disfruta incluso los momentos difíciles. Vive para aprender de todos ellos. Atraerás más situaciones felices que tristes.

Consejo 10. No te compares con los demás: Cada persona vino al mundo con una misión y todas son importantes. Pero, si no puedes dejar de establecer comparaciones entonces compara tu vida con la de aquellos que tienen menos que tú. Así te darás cuenta que tienes más de lo que necesitas. 

Consejo 11. No eres víctima: Cuando algo difícil llega a tu vida no seas la víctima, busca aprender de eso, allí encontrarás fortaleza para vivir más feliz.

Consejo 12. Todo cambia: Nuestra vida es dinámica, el universo cambia constantemente no te lamentes por lo que era, si no sabes qué hacer no hagas nada, espera con paciencia que todo mejorará. 

Consejo 13. Todo es posible: Cambia tu conciencia y allí encontrarás el poder de hacer milagros. Estos ocurren cada día y tú eres responsable de ellos. Acéptalo y sé feliz

¿Qué es el Budismo y en que creen los Budistas? - Ciencia del Saber

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¿Qué es la muerte para el Budismo?

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lunes, 26 de diciembre de 2016

La muerte y el budismo

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Todas las grandes tradiciones espirituales de la humanidad se han desarrollado a partir de la Experiencia Viva de seres humanos que han dedicado su energía, mente y espíritu a la realización del Misterio de la existencia.
Es muy inspirador acercarse a conocer cuáles son los fundamentos de todas estas tradiciones y sentir que, más allá de las formas, lo esencial es idéntico, que cada tradición aborda el Misterio desde una perspectiva diferente, pero todas, sin excepción, apuntan a lo mismo, todas “señalan con distinto dedo la misma Luna”.
La médula de las enseñanzas budistas transmite una profunda sabiduría sobre la naturaleza de la Realidad y de nuestra existencia, sobre el nacer y el morir, sobre el origen del sufrimiento y su cesación, sobre el conocimiento de la naturaleza de la mente, y de cómo alcanzar un estado de Plenitud y Realización.
Y también el budismo enseña cómo afrontar la disolución progresiva que supone el proceso de la propia muerte en los niveles físico, emocional, mental y espiritual. El budismo concibe la muerte como imbricada íntimamente con la vida, como parte de la existencia. Y así como la respiración es una sucesión de inspiraciones y espiraciones, así ocurre con el fenómeno de vida-muerte: cada pérdida es una pequeña muerte, el crecimiento es un morirse a la forma vieja, el fin del gusano es el principio de la mariposa… Más allá de esto, la muerte física es un hito importantísimo, un gran punto de inflexión en el proceso del devenir de la consciencia, al igual que lo es el nacimiento.

Lo esencial en sí no es la muerte sino cómo se muere, al igual que es importante cómo se vive. La enseñanza insiste en que la experiencia subjetiva de la propia muerte va más allá de la disolución del cuerpo, y por tanto el devenir de este “principio de consciencia” que somos depende del estado de la mente, iluminada y en paz, u oscurecida, en medio del aferramiento y la aversión. En este sentido el budismo desarrolla toda una “alta tecnología” psicológica y espiritual para aprender el arte de la consciencia, de la vida y de la muerte.A diferencia de antaño, en estos últimos años morirse en cualquier país “desarrollado” es asunto de hospitales, residencias, en lugares alejados del domicilio y de la familia, en manos de “profesionales de la salud” que viven la muerte del paciente como un fracaso, en tanto que profesionales que velan de la vida y salud de sus pacientes.La verdad es que la sociedad trata de esconder el dolor y la muerte, relegarla a los “especialistas”, negarla en definitiva. Es algo que siempre le pasa a otros, algo a evitar, negativo, algo a lo que resistirse. Y como dice el maestro budista Zen Dokushô Villaba, el tabú más perturbador de occidente no es el sexo sino la muerte.
El miedo a la muerte, a la disolución del “yo”, es el origen de la angustia, miedo y desesperación, cuando lo cierto es que el proceso de morir es absolutamente natural, como lo es la caída de las hojas en otoño o el marchitarse de las flores.

El Budismo

El Buda Sakyamuni fue un príncipe de la India que después de contemplar el dolor y la enfermedad, la vejez y la muerte, abandona la vida confortable que llevaba impulsado por una fuerza que surgía de su interior, para desentrañar el sentido del sufrimiento y de la muerte y así, después de años de búsqueda, decide sentarse en meditación con la inquebrantable determinación de no moverse hasta haber comprendido y realizado la verdadera naturaleza del Ser.
Cuando el príncipe Siddharta se convirtió en un Buda Iluminado lo que alcanzó fue la realización del estado original del Ser. A partir de este momento, y durante más de cuarenta años, enseñó la Vía que permite, mediante el cultivo de la atención, comprender el origen de nuestras aflicciones y acceder al estado natural de nuestra mente, que es Paz y Felicidad profunda e incondicionada. Su Enseñanza está formulada en las Cuatro Nobles Verdades y el Noble Óctuple Sendero.
El Buda estableció como punto de partida de su enseñanza un axioma irrebatible: la Verdad del sufrimiento. Esta verdad no se alimenta de creencias pues es la experiencia más común a todos los seres sensibles.
El Buda enseñó que la causa de todo sufrimiento, incluido el derivado de la muerte física, es la ignorancia, el “olvido” de nuestra verdadera naturaleza, la naturaleza de Buda. Y por eso nos aferramos. Aferramiento y rechazo son la causa misma de todos nuestros sufrimientos.
Por otro lado, el Buda conmina a no creer nada que uno no pueda experimentar por uno mismo. El fundamento de las enseñanzas es que todos los seres poseemos la misma naturaleza de Verdad, Amor y Belleza, y por ello, no es posible que haya algunos que estén más cerca de esta Realidad que otros. Sólo hay seres que se dan cuenta y otros que no. Así pues, toda la práctica de las enseñanzas podría resumirse en un continuo “darse cuenta”, este es el camino del Despertar, la Vía del Buda.
Durante siglos, los grandes maestros budistas han ido destilando su experiencia de meditación y aportan en estos tiempos una enseñanza y una presencia de incalculable valor. Y en especial aportan sabiduría compasiva ante el desolador panorama tanto psicológico y espiritual en el que mueren millones de personas en todo el mundo.

La muerte

Los maestros budistas han descrito cuál es la experiencia subjetiva de la persona que está en el momento de la muerte. No es propósito de este artículo entrar en detalles sobre estas enseñanzas pero sí avalar las razones por las que los practicantes budistas demandan a la sociedad que respete ciertas normas cuando mueren las personas y, en especial, los budistas. La norma básica es la de velar el cuerpo y no molestarlo durante un período que puede oscilar entre los tres y los siete días.
En primer lugar se produce lo que los maestros llaman la disolución externa, que es cuando se disuelven los sentidos y los elementos, no referidos a elementos materiales sino a cualidades correspondientes a tierra, agua, aire y fuego. De forma somera esbozamos este proceso:
  • Los sentidos dejan de funcionar, ésta es la primera fase.
  • La disolución de los elementos comienza con el elemento tierra. El cuerpo pierde toda su fuerza, no tiene energía. Experimenta pesadez e incomodidad. Se instala la palidez y las mejillas se hunden. Experimentamos debilidad y fragilidad, alternativamente tenemos la mente agitada y delirante y luego somnolencia.
  • Después el elemento agua: perdemos el control sobre nuestros líquidos, tenemos la sensación de que los ojos se secan en las cuencas. Tenemos mucha sed, la boca y la garganta pegajosas y obstruidas. La mente se nos vuelve brumosa, frustrada, irritable y nerviosa.
  • El elemento fuego: se secan por completo la boca y la nariz, se va el calor del cuerpo. Al respirar el aire que pasa por la boca y la nariz es frío. La mente oscila alternativamente entre la claridad y la confusión y ya no recordamos cómo se llaman nuestros parientes y amigos, ni les reconocemos. Kalu Rimpoché escribe: “Para la persona que está muriendo su experiencia interna es la de ser consumida por una llama, de hallarse en medio de un rugiente incendio, o quizá la del mundo entero consumido por un holocausto de fuego”.
  • El elemento aire: cada vez es más difícil respirar. Emitimos estertores y resuellos. A medida que el intelecto se disuelve la mente queda perpleja, sin conciencia del mundo exterior, todo se vuelve borroso y se va la última sensación de contacto con el entorno físico. Hay alucinaciones y visiones: si ha habido mucha negatividad en nuestra vida quizá veamos formas aterradoras, si hemos llevado una vida amable y compasiva acaso experimentemos visiones dichosas y celestiales. Para los que han llevado una buena vida, en la muerte hay paz en lugar de terror. Nuestras inhalaciones son cada vez más superficiales y nuestras exhalaciones más largas, hasta llegar a tres largas exhalaciones finales y de pronto se interrumpe la respiración. Sólo queda un ligero calor en el corazón. Todos los signos vitales han desaparecido, y éste es el momento en el que en una situación clínica moderna se nos declara “muertos”.
Pero los maestros budistas hablan de un proceso interno que todavía prosigue. Es la disolución interna:
  • Se disuelven los estados de pensamiento y emociones, tanto bastos como sutiles, y van apareciendo cuatro planos de conciencia de creciente sutileza
  • Se desarrolla un proceso inverso al de la concepción, en relación a las esencias heredadas de nuestro padre y de nuestra madre; mediante un proceso determinado de los centros y canales energéticos sutiles ambas esencias se encuentran.
  •  Este proceso de encuentro da lugar, primero, a una experiencia como de “un cielo iluminado por la luna” y de percepción extraordinariamente clara, en la que todos los estados de pensamiento que derivan de la ira llegan a su fin. Es el resultado del descenso de la esencia del padre desde la zona de la coronilla hasta la zona del corazón. Después, la esencia de la madre asciende por el canal central del cuerpo desde la zona del bajo vientre hasta el corazón, experimentando una visión como “un sol que brilla en un cielo puro”, y una gran dicha cuando todos los estados de pensamiento que derivan del deseo dejan de funcionar. El encuentro en el corazón de ambas esencias se experimenta como “un cielo vacío envuelto en la más profunda tiniebla” y un estado mental libre de pensamientos.
  • Cuando empezamos a recobrar ligeramente la conciencia amanece la Luminosidad Base, o Clara Luz del Ser, como “un cielo inmaculado libre de nubes, bruma o niebla”. El Dalai Lama afirma: “Esta conciencia es la mente más sutil e íntima. La llamamos naturaleza de Buda, la fuente real de toda conciencia. El continuo de esta mente perdura incluso en la budeidad”.
Cuando morimos es como si retornáramos a nuestro estado original; todo se disuelve, mientras el cuerpo y la mente se deshilachan. Todo este proceso nos lleva a la base primordial de la naturaleza de la mente, en toda su pureza y sencillez natural. Ahora todo lo que la oscurecía queda eliminado y se revela nuestra verdadera naturaleza.
Este proceso no se experimenta solamente en el momento de la muerte; de hecho es lo que sucede cuando “llevamos la mente a casa” mediante la práctica espiritual, el entrenamiento meditativo, y tenemos experiencias de dicha, claridad y ausencia de pensamientos, que indican que el deseo, la ira y la ignorancia se han disuelto momentáneamente. Éste es todo un arte sutil, como hemos apuntado al comienzo de este artículo.
En realidad es el arte de ser consciente de todo este proceso lo que nos permite, cuando morimos, reconocer la Luminosidad Base o Clara Luz del Ser cuando aparece. La mayoría de nosotros no estamos en absoluto preparados para su pura inmensidad, para la profundidad vasta y sutil de su desnuda sencillez. Por eso, al no reconocerla, y aunque hayamos muerto, en nuestro miedo e ignorancia nos retiramos y mantenemos nuestro aferramiento. Y esto nos impide utilizar verdaderamente ese poderoso momento para liberarnos y nos vemos impulsados hacia un nuevo renacimiento, comenzando así el proceso del Bardo, o estado intermedio.
Tradicionalmente en el budismo se considera que el proceso completo desde la muerte hasta el siguiente nacimiento tiene una duración de cuarenta y nueve días, tiempo durante el cual el difunto recibe asistencia espiritual.

Consejos para el acompañamiento a moribundos

Todos los consejos y normas culturales en las sociedades influidas por la enseñanza budista sobre el proceso de la muerte están orientadas a facilitar este tránsito. El manifiesto de los maestros budistas es que todos los seres humanos tienen el derecho a morir con los mejores cuidados, no solo físicos sino, y muy especialmente, espirituales.
El maestro Sogyal Rimpoché, en su libro “El libro tibetano de la vida y de la muerte” nos cuenta: “En un hospicio que conozco estaba muriendo de cáncer de mama Emily, una mujer de cerca de setenta años. Su hija solía visitarla todos los días y, al parecer, mantenían una relación feliz. Pero cuando su hija se iba, Emily casi siempre se sentaba a llorar a solas. La causa del llanto, como no tardó en saberse, era que su hija se negaba en redondo a aceptar la inevitabilidad de la muerte y se pasaba el rato alentando a su madre a “pensar de un modo positivo”, con la esperanza de que así se curaría el cáncer.
Lo que en realidad ocurría era que Emily tenía que guardarse para sí todos sus pensamientos, profundos temores, pánico y aflicción, sin poder hablar de ellos con nadie, sin tener a nadie que le ayudara a explorarlos, a nadie que le ayudara a entender su vida ni a nadie que le ayudara a encontrar un sentido curativo a su muerte.
Lo esencial en la vida es establecer con los demás una comunicación sincera y libre de temores, y ésta nunca es tan importante como cuando se trata de una persona moribunda, como me enseñó Emily”.
Para poder tener un acercamiento auténtico a alguien que está en trance de muerte es necesario hacerle frente a la propia muerte, al propio dolor que anida en el fondo de nuestro corazón y que aflorará antes o después, y sin posibilidad de aplazamiento, en el momento de la propia muerte. Es necesario tener el coraje y la autenticidad de abordar el estudio de nosotros mismos. Si nunca o en muy pocas ocasiones, hemos entrado en intimidad con nosotros mismos, en el silencio interior que proclama nuestro ser, con todos sus placeres y sufrimientos, ¿cómo vamos a poder acompañar a quien se encuentra en ese proceso de disolución con todo lo que eso conlleva?

El moribundo lo está perdiendo todo. Imagínese lo que pueden ser esos temores: miedo a la indignidad, a la dependencia, a la separación de todo lo que amamos, a perder el control, a perder el respeto. Miedo al propio miedo, que es el miedo más poderoso. Enfrentar nuestro propio miedo nos volverá cada vez más hábiles para ayudar a las personas que se enfrentan a su muerte.

Vamos a resumir algunos de los consejos que el maestro Sogyal Rimpoché recoge en su “Libro tibetano de la vida y de la muerte” para el acompañamiento a los moribundos.:

  • Manifestarle un amor incondicional, libre de toda expectativa. Para ello será necesario que aprenda a ponerse en su lugar y reflexione qué es lo que usted necesitaría en esa situación.
  • Tocarle mucho, mirarle a los ojos, trátele como a un ser vivo, no como a una enfermedad.
  • Darse cuenta que esta persona LO ESTÁ PERDIENDO ABSOLUTAMENTE TODO. Compórtese como quien trata realmente de comprender.
  • Ayudarle a aceptar las emociones reprimidas que surjan, como la rabia, la frustración, la tristeza, la culpa, la insensibilidad; son naturales.
  • No quiera ser demasiado sabio, solamente es necesario estar tan plenamente presente como pueda.
  • Sea sincero y dígale siempre la verdad, sobre él y sobre usted, de la manera más afectuosa posible.
  • Sea consciente de sus propios temores acerca de la muerte pues le ayudará en gran medida a ser consciente de los temores del moribundo.
  • Los maestros budistas hablan de la necesidad de morir conscientemente, con un dominio mental tan lúcido, nítido y sereno como sea posible. Para ello el primer requisito es controlar el dolor sin enturbiar la conciencia del moribundo, y hoy en día eso puede hacerse mediante combinaciones de medicamentos y no sólo narcóticos. Todo el mundo debería tener derecho a esa sencilla ayuda en ese agotador momento de tránsito.
  • Ayudar al moribundo a resolver los asuntos pendientes; ésta es una de las mayores causas de angustia. Morir en paz pasa por dejar resueltos los asuntos pendientes para que pueda relajarse el aferramiento:
  • Ayudar con discreción y sabiduría a la persona moribunda a hacer las paces con los familiares y amigos de quienes estén distanciados y a limpiar su corazón de modo que no le quede ni rastro de odio ni agravio. Manifestar amor mutuo es algo que libera profundamente todos los sentimientos de culpa, ira, frustración y aferramiento. También es importantísimo que los seres queridos den permiso a la persona para morirse, para marcharse en paz.
  • Ayudar a dejar resueltos con el máximo detalle los asuntos económicos y materiales, de este modo el aferramiento puede liberarse con más facilidad.
  • Es esencial que la atmósfera que nos rodea en el momento de la muerte sea lo más pacífica y serena posible. Los maestros aconsejan que los amigos y parientes afligidos no estén presentes junto al lecho del moribundo para evitar que provoquen emociones perturbadoras en el momento de la muerte.
  • Asimismo y para preservar esta atmósfera, es esencial que el personal sanitario no moleste a la persona que está muriendo con prácticas sanitarias que ya hayan perdido todo su sentido de curación y/o que infrinjan sufrimientos gratuitos e innecesarios a la persona.
  • Los amigos y familiares deben hacer todo lo posible para inspirar emociones y sentimientos sagrados, como amor, compasión y devoción, y hacer todo lo que podamos para ayudar a liberarse de todo aferramiento, anhelo y apego.
  • Si la persona moribunda se muestra mínimamente abierta a la idea de la práctica espiritual ayúdele a encontrar una práctica sencilla y adecuada, hágala con ella lo más a menudo posible y no deje de recordársela con delicadeza a medida que se acerca la muerte. Toda la atmósfera que envuelve la muerte puede transformarse si la persona encuentra una práctica que pueda hacer de todo corazón antes de morir y cuando muere.
  • Si quien está muriendo es un practicante espiritual habitual, cualquiera que sea la tradición espiritual que practicara, es muy importante facilitarle la asistencia junto a su lecho de muerte de sus amigos espirituales, y especialmente de su maestro si lo tiene.

Conclusión

Compasión y Comprensión. Amor y Sabiduría. Ésta es la esencia de la práctica espiritual.
El maestro Sogyal Rimpoché nos dice: “En el momento en que más vulnerables son, los habitantes de nuestro mundo son abandonados y quedan casi completamente desprovistos de apoyo y consejo. Es una situación trágica y humillante, y hay que cambiarla. Todas las pretensiones de poder y éxito de que se jacta el mundo moderno sonarán falsas hasta que en esta cultura todo el mundo pueda morir con cierta medida de verdadera paz, y hasta que al fin se haga algún esfuerzo para procurar que sea así.”
Por una muerte en paz. Los maestros que enseñan en occidente reiteran una y otra vez la importancia de que la clase médica de todo el mundo se tome muy en serio la necesidad de permitir que la persona muera en silencio y serenidad, de forma que morir le resulte tan fácil, indoloro, pacífico y consciente como sea posible.

No existe mayor don de caridad que ayudar a una persona a morir bien.
Autor: Mar López es discípula del maestro Dokushô Villalba roshi, instructora de meditación zen y profesora de Estudios Budistas, responsable de Relaciones Institucionales de la CBSZ y presidenta de la Asociación Zen de Zaragoza.

Bibliografía:
“Libro tibetano de la vida y de la muerte”  de Sogyal Rimpoché,  Ediciones Urano S.A, 1999

sábado, 24 de diciembre de 2016

Lo esencial sobre el budismo

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Lo esencial sobre el budismo

El Camino del Diamante en Occidente, enseñanzas

La actitud correcta para la práctica

Guendun Rinpoche En cierto sentido, la práctica es similar a cualquier clase de trabajo. Si realmente queremos triunfar en algo, hemos de esforzarnos día tras día. De la misma forma, si queremos lograr la meta del Dharma, tendremos que dedicarnos día a día a ello. Nuestra práctica no debe debilitarse; todo lo contrario, ha de  [Leer todo]

La Iluminación está en nosotros

Kunzig Shamar Rinpoche Marpa, un gran ser iluminado, fue el fundador de las enseñanzas Kagyupa. El fue el gurú de Milarepa, el Yogui más famoso del Tíbet. La iniciación que daré hoy es la iniciación del Guru Yoga de Marpa. El beneficio de esta iniciación es principalmente madurar la semilla de la iluminación que está [Leer todo]

Libertad de acción

Guendun Rinpoche Todos estamos buscando la felicidad e intentando evitar el sufrimiento; todos tratamos de hacer lo posible para vivir cómodamente y librarnos de aquello que nos es desagradable o que nos hace sufrir. En medio de este conflicto de intereses, nadie tiene mucha libertad de elección. Todas las situaciones han sido tejidas por los [Leer todo]

Practicar sin la motivación basada en el ego

Guendun Rinpoche Uno de los defectos principales de un practicante es pensar: “Yo soy el que practica, de modo que “yo” seré el que realizará esto y lo otro a través de mi práctica”. Mientras creamos que somos los que practicamos y que cualquier resultado que obtengamos se deberá a que hicimos el esfuerzo necesario, [Leer todo]

Un altar para la Iluminación

Guendun Rinpoche A veces podemos asombrarnos al ver montones de ofrendas de luces, flores, incienso, agua, y comida en los templos budistas, o sorprendernos del dinero que se entrega para construir stupas y similares. Nuestra primera reacción puede ser preguntarnos: “¿De qué le sirve todo esto al Buda? ¿Qué hay detrás de todo esto?” Hemos [Leer todo]

El Camino del Diamante en Occidente


El Linaje Karma Kagyu

Es uno de los cuatro linajes principales de Budismo Tibetano. Es un linaje de transmisión oral directa que, a través de la interacción con un maestro calificado, utiliza la meditación y la visión como métodos para reconocer la naturaleza de la mente.
Las enseñanzas Karma Kagyu fueron dadas por el Buda histórico Sakyamuni, y se han preservado hasta nuestros días en forma pura y auténtica mediante la transmisión directa de maestro a estudiante.
El Buda enseñó estos métodos a sus estudiantes más cercanos; luego, la transmisión continuó a través de los mahasiddhas hindúes Padmasambhava, Tilopa, Naropa, Maitripa, y los famosos yoguis tibetanos Marpa (quien introdujo la tradición Kagyu en Tíbet) y Milarepa. En el siglo XII, el monje Gampopa impartió estas enseñanzas al primer Gyalwa Karmapa, cuyas sucesivas reencarnaciones las han mantenido vibrantes y poderosas a través de los siglos.
La escuela Karma Kagyu ofrece enseñanzas prácticas que pueden aplicarse a la vida cotidiana. Hay una gran cantidad de métodos para el desarrollo de la riqueza y la claridad inherentes a la mente, ya sea por medio de la meditación formal como a través de las actividades de todos los días.

El Camino del Diamante en Occidente

En 1969, Ole Nydahl y su esposa Hannah conocieron al XVI Karmapa Rangjung Rigpe Dorje (1924 - 1981), históricamente conocido como el primer Lama encarnado del Tíbet, convirtiéndose en sus primeros estudiantes Occidentales.
Después de completar tres años de estudios de la filosofía budista y de entrenamiento intensivo en meditación, incluyendo la transmisión para una práctica única del Budismo Camino del Diamante, llamada muerte consciente (tibetano: Phowa), el XVI Karmapa les pidió que enseñaran, establecieran centros y se aseguraran que las enseñanzas se mantuviesen vivas y atractivas para las personas inteligentes, críticas y laicas del mundo Occidental.
Desde entonces las enseñanzas del Budismo Camino del Diamante han logrado hacer su camino en Occidente. Las enseñanzas de este nivel de Budismo, se han mantenido vivas desde que fueron dadas por el Buda histórico hace más de 2450 años hasta el presente, gracias a una sucesión de maestro-estudiante quienes han sostenido esta transmisión de manera ininterrumpida.
Estas enseñanzas continúan teniendo relevancia hoy en día, al ofrecerles a personas con una cultura occidental, la posibilidad de evaluar e incorporar en sus vidas (acorde con su experiencia), el conocimiento y los métodos hábiles que les permiten tener una vida con más significado y desarrollar al máximo todo su potencial inherente.

Centros de Budismo Camino del Diamante

"Los centros budistas del Camino del Diamante del linaje Karma Kagyu, son sitios donde los budistas aprenden y se reunen regularmente para meditaciones en grupo. Los mismos permanecen abiertos para todos los interesados y desarrollan desde los años 70 un acceso occidental a las enseñanzas más altas dadas por el Buda. El conocimiento de la tradición Karma Kagyu, una de las escuelas más antiguas del Budismo Tibetano, se transmite en nuestros idiomas en un estilo abierto, correspondiente a nuestra cultura. Nosotros experimentamos hoy el mismo proceso que los tibetanos hace mil años, cuando ellos tradujeron todo del sánscrito al tibetano.
Uno puede comparar las enseñanzas del Buda con un cristal, que siempre toma el color del fondo sobre el que está, sin cambiar su esencia. La formación crítica occidental resulta, para alegría creciente nuestra, un fundamento de primera clase para el camino budista, y así las más altas enseñanzas del Buda están llegando ahora a manos de personas independientes e idealistas alrededor del mundo. Cuando experimentan la riqueza inherente de sus mentes, sin ser ahogados por el celibato, los rituales rígidos y las jerarquías, muchos pueden disfrutar inmediatamente de los métodos para su desarrollo.
Quien enseña el budismo del Camino del Diamante es responsable de que nuestra transmisión sea práctica, que no se vuelva una iglesia y que en todo momento pueda atraer también a la gente más despierta. Por lo tanto, todos los que enseñan deben cuestionarse constantemente el ejemplo que dan, conocer la visión más alta y vivir y crecer visiblemente según sus propias experiencias. De lo contrario, no habría ninguna certeza de que se está transmitiendo algo productivo y que no se está trayendo al mundo una nueva carga de "opio para el pueblo". Con esa actitud, ser budista significa disfrutar la ausencia de miedo, la alegría espontánea y el amor activo del espacio. No hay un mejor agradecimiento hacia el Buda ni ningún beneficio mayor para los demás que dar con alegría lo mejor de uno."

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